Flamenco universal

Cuando pienso, escucho o hablo de flamenco siempre me acuerdo de mi abuelo Modesto, zapatero remendón, secretario de juzgado de paz y cantaor de flamenco (hasta que dejó de hacerlo por la garganta).
De mi abuelo he sacado muchas cosas, es la genética. Y la tontería es una de ellas.
El flamenco es la otra, aunque realmente no sé cómo ha calado esto en mí salvo de manera indirecta por el gusto que él tenía a la hora de escucharlo.
Lo traigo a colación por el galardón, distinción de la Unesco con el flamenco: Patrimonio de la Humanidad, que puede que no sea más que eso y no saque de la ruina a nadie, pero lo hará más universal, desde luego, y más visible, si acaso no lo es ya.
Hoy disponemos de una excusa más para escuchar el flamenco que más guste a cada uno.
Y para recordarlo como deseemos. Hoy toca mi abuelo con los nudillos en la mesa, marcando el ritmo...

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