Verano, verano, verano, nada es como era.

cuando llega el verano, pienso lo mismo: ¿cómo me quedará el bañador pelotero?
abro el armario y güele a polil, cómo no puede ser de otra manera y me surje la primera duda, ¿mi madre planchaba los bañadores antes de que empezara la campaña estival.
verano
verano
verano
salta salta salta sin parar


llevo las mismas chancletas, de las de meter el dedillo, el mismo bañador, de colocar las...de natación, quiero decir.
me miro en el espejo y antes de que me devuelva la imagen, las risas de mis hijos, esos canallas, me asegura de que hay algo que no funciona.
-anda, vamos asprinfil -insinua mi señora.
-que no, que no y que no, que no me queda tan mal -insisto metiendo tripa y recolocando...las piernas.
Mis hijos siguen riendo, soy mucho más divertido que Bob Esponja, a quien ya no prestan atención en la tele.
Enfadado con el mundo, conmigo mismo y con mi familia me lo quito todo, lo poco que llevo (salvo las chanclas) y digo: "Este año no voy a ningún lado!
Es junio, el mes de la alergias parece que ha pasado pero me ha dejado con un ataque de cronismo de los buenos, y no sé cómo podré solucionarlo antes de que mis hijos no se pongan a llorar de la risa y mi señora no me compre un bañador hasta la rodilla, estampado y con bolsillos.

PD: Si alguien no sabe lo que es el cronismo que le pregunte a mi hermica la farmacéutica. Creo que es una enfermedad nueva y que las recetas no las cubre la Seguridad Social.

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