Estropear los momentos

Estropear los momentos

Este es un texto de risa pero no tanto.
Este es un texto por el cual debo pedir disculpas de antemano, por si nos cruzamos en el futuro.
Debo confesarlo: soy el tipo que más mete la pata del mundo. Si acaso no el primero, el segundo.
Os podría contar mis hazañas que son muchas pero sólo os contaré un par de ellas, de las que más o menos dan risa, vistas en la distancia.
Como soy un poco tonto, cuando saludo a los amigos, suelo darles en el hombro, en el culo, les echo una sonrisa, les pregunto por el tiempo con cara de "quépasamacho".
Ayer lo hice, un saludo a un amigo al que bien podría haberle dicho un sencillo, cortés y educado buenos días. Pero no. Como soy así de tonto, le empujé con el peso de mi cuerpo contra una pared, en plan empujoncito de deportistas. Con sonrisa incluida, que no falte.
Él me puso cara de pocos amigos, me dijo:
-Quita, quita, quita, que estoy malo.
Yo pensé que estaba de broma, o que no lo zarandeara porque tenía la gripe.
NO.
Lo habían operado de la rodilla y llevaba quince puntos, como quien no quiere la cosa. Y el hecho de que yo me echara encima de él le supuso un punzante dolor, agudo dolor y recordatorio de mi madre, padre, hijo y sobrinos.
Después de un rato consiguió sonreír, porque sabe que soy tonto y hago las cosas sin mala idea.
Como aquella vez en que le pregunté a un amigo que llevaba sin ver durante un año qué tal le iba con su imponente novia, rubia estupenda.
Respuesta: "Me dejó hace una semana".
De menos risa, las veces que he preguntado cómo llevas el trabajo y los han echado sin despido.
Yo soy ese.
Y no pongo un par más porque fueron verdaderas meteduras de pata de las que sacan los colores y entristecen.
Así que, si nos cruzamos, te lo advierto, podría meter la pata en cualquier momento.

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