manguis, chanchulleros, sinvergüenzas

Aunque sea primavera, uno se cansa de chanchulleos, de manguis, de sinvergüenzas. Y no, no, no estoy hablando de la clase política, ni mucho menos. De hecho, en algunos casos ni siquiera estoy hablando de gente de derechas. Pero claro, no puedo decir nombres porque hacerlo perjudicaría a terceras y cuartas personas, unido a que, como no puedo demostrarlo, lo mismo me denuncian.
Ladrones, manguis, sinvergüenzas.
Salen en muchas conversaciones de cañitas, en charlas de café. Pero no se puede hacer nada porque son ese tipo de personas o colectivos que se salen con la suya siempre: manguis de ideas, ladrones de proyectos, chanchulleros de profesión que luego alardean de originalidad, esfuerzo y trabajo duro.
No es que me haya cruzado a ninguno esta semana, sólo a un par. Y es lo que más me fastidia, con poquito que digas, la gente se lanza a contarte anécdotas similares de un tipo que robó un proyecto cultural, un colectivo que robó un proyecto empresarial, un grupo de personas que robaron ideas (en su formato digital, o impreso).
Y esos son los que salen adelante, los que llegan a fin de mes sobradamente, los que se llevan ayudas (uy, perdón, se me escapan pistas y no quisiera).
Es primavera, hace una temperatura estupenda pero sigo viendo a gente ladrona, mangui, chanchullera y sinvergüenza salir adelante con el trabajo y el esfuerzo de otros.
¡Me pone de mal humor!
Me pone de muy mal humor.

(Aunque, como poco a poco uno se convierte en malo, me guardo varios ases en la manga para hacer el mal sin que los malos de verdad se den cuenta. Hasta que sea demasiado tarde, JA)



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