Estoy en crisis, ¿y qué?

En el mes de agosto mi Side Show Bob Junior empezó a montar en bici sin ruedines.
Yo iba detrás sujetando, dándole apoyo moral y físico.
Pero, amigo mío, la crisis de los 40 no es solo mental, sino también corporal. A la segunda carrera estaba hecho polvo y me dije, "como no aprenda pronto el chiquillo, me da un patatús".
Por suerte el SSB Jr es más espabilado que su padre y aprendió pronto (yo aprendí a montar en bici con 13 años) porque de verdad, mis pulmones no podían con las carreras.
Así que hice lo que tenía que hacer, además de llorar en el regazo de la señora de Bob: comprarme unas zapatillas y salir a correr.
¡Empecé a correr!
Maldita crisis de los 40.
Llevo desde el mes de agosto saliendo a correr casi día sí día no, no es un reto, es una necesidad, ¡todavía me queda la bici de Side Show Bob III! ¡Todavía tendré que correr detrás de ellos por la calle Tejares!
No iré a maratones, ni a carreras populares, ni me la jugaré corriendo con Marcelo o mi hermanico Nani. Pero seguiré corriendo.
Todo esto lo digo por la crisis de los 40 y por otra razón más profunda: No importa nada de lo que hayas hecho hasta ahora, importa lo que vas a hacer.

Cuidado, ahora viene lo de pensar: Ayer en la piscina, mientras esperaba a que mis enanos terminaran su cursillo de natación, vi a una madre a la que no conozco y que llevo viendo desde el año pasado, también con su hijo, esperando en el hall de las instalaciones deportivas.
Me impresionó una sencilla cosa, un detalle estúpido que tiene connotaciones negativas: un pañuelo en la cabeza cubriendo su carencia de pelo. El año pasado llevaba una melena perfecta (aunque cualquiera de nosotros sabemos que el pelo, en esta cuestión, es lo de menos), ayer ya no.
Empecé a pensar en mis problemas, en los problemas que da la vida, en los serios y en los otros. Ayer se pringó la cocina mientras hacía pisto, incluso manché mi camiseta de Superman (la chula, no la otra). ¿Y qué? Ayer salí a correr y, por chulo y cabezón, aguanté algo más de lo que hubiera debido. Hoy me duelen las rodillas, caderas, tobillos...¿y qué?
Lo peor es que soy tan sumamente idiota que tengo que ver un drama personal de cerca para recordarme que las cosas importantes son las IMPORTANTES, el resto son sólo manchas de pisto en la encimera o en una camiseta falsa.

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