a primera hora de la mañana

Es curioso lo que sucede en Navidad a primera hora de la mañana.
Se supone que el motor de las ciudades y de los pueblos es la economía, las industrias, las empresas en general. Es cierto, todas estas cosas funcionan a primera hora de la mañana en Navidad, salvo cuatro afortunados que están de vacaciones.
Al dirigirme al trabajo a primera hora de la mañana echo de menos algo, echo en falta algo, ruidos, jaleo, ajetreo, me cuesta un rato llegar a comprenderlo, aún estoy adormilado.
Miro a un lado, al otro, saludo a un par de conocidos que realizan el mismo trayecto que yo, o se cruzan conmigo cada mañana, todo parece igual, el mismo frío, las mismas caras que necesitan un café.
Meto las manos en los bolsillos y saco un clip y una tuerca: es un juego que hicimos Hijo Número Uno y yo. En el otro bolsillo llevo una servilleta con forma de avión a reacción, curiosidades de Hijo Número Dos.
¡Están de vacaciones, están durmiendo!
Ellos y todos los demás.
Es el motor que mueve las calles de Albacete cada mañana, el ajetreo de niños corriendo, gritando, haciendo travesuras y pequeñas gamberradas, con cara de sueño, de inocencia y picardía.
Echo mucho de menos a los míos, pero también echo de menos a todos los demás, le dan una vida especial a las calles,...
..., a primera hora de la mañana.

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