Somos unos pringados

El otro día, casi sin querer y como quien no quiere la cosa, una amiga de hace años me llamó para ofrecerme una colaboración de esas donde inviertes mucho y ganas poco.
Tras varios minutos de intercambio de ideas, llegamos a la conclusión de que éramos unos pringados porque seguíamos convencidos y apasionados por lo que hacíamos.
Pringados.
Porque los vende humos, los que se venden al mejor postor son quienes llegan más lejos.
Pusimos varios ejemplos que, sinceramente, no pienso decir; aunque tiene su gracia que algunos de ellos sigan recurriendo a tácticas de los 70/80 ya inventadas de tráfico de influencias al más básico nivel.
¿Y la jubilación? Me decía. "Yo que soy del baby boom no llegaré ni de coña. Somos unos pringados".
Estuvimos más de quince minutos muertos de risa.

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