Gambito de dama, relato y serie, ficción y realidad

Me decía Macu el otro día que escribía cartas mentales que luego, por tiempo o dejadez, no redactaba. El otro día leía un libro donde la protagonista visualizaba los movimientos del tablero de ajedrez, partidas completas. Ya sabes, como cuando salen los listillos en las películas sin mover las fichas, solo mencionando los movimientos.

Cosas que suceden con la literatura como por arte de magia, o como por arte de sin querer. Cayó en mis manos el Gambito de dama, de Walter Tevis; un libro al que no me acerqué en los 80 porque no recuerdo haberlo visto, o porque no leía en los 80. Fíjate que en aquella época estaba apuntado al equipo de ajedrez del colegio, pero a nadie se le ocurrió que podría interesarnos aprender sobre las aventuras de una niña prodigio de este juego. Tampoco duré mucho en el equipo de ajedrez, mi capacidad de concentración es y era reducida. Puedo hacer cinco buenas jugadas, poco más...

Lo de fomentar el ajedrez fue una idea que sí tuvieron unos muchísimos años más tarde a través de una serie de una cadena de series manufacturadas para gente sin tiempo para leer. Según he podido saber, se vendieron muchísimos libros, tableros, juegos...Se apuntaron un montón de chavales a clases de ajedrez para emular a la protagonista del libro...o la serie en este caso. Espero que esos clubes sobrevivan muchos años, aunque conociendo las tendencias de los padres del siglo XXI, me temo que durará lo que dura un vídeo de tik tok.

Gambito de Dama es un libro que engancha desde el primer momento, con las típicas subidas y bajadas de personajes que mantienen el interés todo el tiempo. Cuando parece que las cosas van bien, de repente sucede algo negativo. Cuando le mete mucha presión a la protagonista, la reduce con aspectos positivos. Te va conduciendo con muchísima fluidez; incluso en las partes arduas y técnicas del ejercicio del juego.

Para analizarlo bien no es necesario conocer el juego del ajedrez, aunque ayuda. En la serie, por supuesto, son más hábiles y saltan muchas partes que en el libro analizan, centrándose en otros aspectos manidos en las series: la relación chico-chica (sí, en este orden, aunque la protagonista sea ella y los tíos no pinten una mierda), las relaciones entre chicas de instituto o la búsqueda de la felicidad a través de las drogas y el alcohol.

En el libro puedes disfrutar de las partidas de ajedrez, solo es necesario conocer un poco el asunto; si quieres zambullirte, podrías hacerlo sin problema. si quieres pasar de puntillas, también puedes hacerlo, no es problema. El libro de conduce con la fluidez de un buen escritor ya curtido en narraciones anteriores ya exitosas.

Pero me gusta analizar la parte en que la protagonista, haga lo que haga, suceda lo que suceda, nunca está satisfecha. Ni ella ni algunos de los otros protagonistas. No solo la insatisfacción, sino la búsqueda del dinero como primer objetivo, ganar a toda costa sin asimilar la posibilidad de la derrota, por encima de valores sociales o de amistad y, cómo no, la crítica bestial, una vez más a través del arte, de la sociedad estadounidense tal y como estaba, supongo que está, montada.

Para concluir en un final abierto, despejado y positivo; pero que te deja la duda infinita de que sí, el final es así, aunque al día siguiente la protagonista tendrá que seguir viviendo su vida, en su país que la ha visto nacer, con su personalidad, que no ha desaparecido...con todas las ventajas e inconvenientes de ser una mujer en los años 60/70 en Estados Unidos.



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