cuánto imbécil suelto por las pistas de baloncesto

engrasando, engrasando los dedos, me he puesto a pensar en esas cosas que tienen sentido en sí mismas, o que no tienen sentido en absoluto. una de ellas es el baloncesto y los equipos en los que te toca jugar cuando eres un chaval, cuando más te apetece echar canastas para probarte a ti mismo.

suerte, casualidad, coincidencia, buena suerte, mala suerte.

cuando uno juega, ganar es importante, en baloncesto tiene su punto porque si eres capaz de ir avanzando, te diviertes más, así lo veo yo. pero claro, no lo más importante, salvo que seas un fanático de quienes adora ganar hasta en una conversación entre amigos. quizás seas uno de esos y no compartas mi punto de vista, mala suerte para ambos, no voy a discutir contigo, JA. 

he jugado en equipos ganadores con verdaderos jilipollas, de esos capaces de meter veinte puntos sin despeinarse. he jugado en equipos perdedores con personas que se han reído, han saltado, disfrutado, hecho deporte sin saberlo y han mantenido una amistad a lo largo del tiempo. he jugado en equipos perdedores con verdaderos jilipollas que se creían michael jordan de barrio, calzaban zapatillas de las caras y no tenían la menor idea de este deporte, ni de relacionarse con otras personas. incluso dejé de jugar durante mucho tiempo por comentarios de verdaderos cretinos, aunque más tonto yo por hacer caso...pero esas cosas suceden; y suceden mucho. (una generalización que no me consuela, claro)

puede que sea fruto de la casualidad, o no tenga que ver con nada en absoluto, pero siempre da más gusto echar canastas con un buen tipo que con un idiota ganador; los idiotas ganadores solo sirven para una cosa y, en serio, con eso se quedan. en un partido, cuarenta minutos. 

por otro lado, ganadores, ganadores, conozco pocos, porque la vida es una competición que coloca a casi todos en su sitio a poco que se enorgullezcan de vencerla o retarla.

toma obviedad.

comparar un deporte con la vida es algo exagerado, en el baloncesto se aprenden cosas que te pueden servir cuando te conviertes en adulto. supongo que diferenciar entre el idiota y el menos tonto, es una de ellas. supongo que huir de los listillos, otra; saber diferenciar entre el que se las da de jordan y el que prefiere divertirse y disfrutar, también.

lo que me fastidia es la cantidad de putos jilipollas con quienes tienes que pasar el rato cuando eres un chaval, por casualidad, por caer en las mismas pistas, porque no hay alternativa. no me sirve como enseñanza de vida, porque solo me sirve para saber que hay mucho imbécil suelto

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