El lado bueno de las cosas en la Feria de Albacete
un tipo persigue a mi hijo y a unos amigos con un cuchillo a la altura de mercadona cuando vuelven de la feria de albacete, una feria tranquila donde no suele pasar nada, salvo las chisperas, los casquetes en las esquinas, las indigestiones y las chisperas (¿lo he dicho ya?).
te persigue un tipo con un cuchillo y te meas de risa, porque la feria es así: "muchacho, qué risa, casi nos destripa un flipado".y ya tienes una aventura nueva que contar, las carreras, los disparates que decía el borracho o el loco (a los efectos da igual si el cuchillo es largo y afilado), mientras preparas las aventuras del día siguiente.
la gente de fuera no entiende estos 10 días de locura, intensidad, pasión por nuestra patrona (siempre me pregunto cómo quedarían las devociones culturales si elimináramos el componente festivo, alimenticio y bebeticio) y desmesura que, no olvidemos, luego nos obliga a seguir saliendo unas semanas más para que nuestra sangre vuelva a la normalidad etílico-colesterolicia sin sobresaltos.
podrías pensar que algunas personas nos tomamos las cosas a la ligera, como cuando aquel zumbado que murió de sobredosis me puso una jeringuilla en la garganta y me sacó 50 pesetas...30 céntimos al cambio, porque hubo una época en que solo teníamos dinero del que suena, no del que se dobla.
con espíritu festivo y un toque zen os diré que bendito el día que ves el cuchillo o la jeringuilla pasar de lejos, o de largo.
(sea un loco, un borracho o un yonki)