Visibles o invisibles

Hay varias personas que, a primera hora del día, siendo verano como es, cuando las temperaturas más se agradecen, se reúnen en algunas zonas comunes, públicas, a tomar el fresco y organizar el día. En su caso el día suele ser buscarse la vida y sobrevivir. En muchas ocasiones procedentes del albergue municipal o de lugares que mal podríamos calificar como hogares.

La dueña de un bar de barrio saca agua oxigenada, unas servilletas y tiritas de su botiquín; uno de sus clientes se ha dado un tajo considerable sin saber cómo. Su compañero le dice que lleva toda la mañana sin comer. Él responde que sí; a veces las prioridades dependen de cada persona. La jefa del bar le pregunta si ha bebido mucho.

—Solo cerveza, solo he bebido cerveza —contesta con naturalidad.

—Eso también es alcohol —dice la dueña del bar sin parar de curarle la herida.

—Y no has comido nada en toda la mañana —responde su amigo, cuyo estado de embriaguez es similar al de su compañero de mesa; con la salvedad de que no se ha dado un tajo (a saber cómo) en la mano que sujeta el vaso.

La conversación sigue en esos derroteros circulares mientras la dueña del bar desatiende la barra para auxiliar al tipo que, con toda seguridad, ha olvidado cómo o con qué se ha hecho la herida hasta que alguien le ha dicho que su mano sangraba. Sobre la mesa reposan varias cervezas vacías y restos de pan. En la barra, clientes habituales esperan con paciencia, sin preocuparse por la nueva anécdota de los tipos de la plaza.

Hay unas cuantas personas que, a media mañana, reposan en la sombra de varias esquinas donde corre más el fresco, si acaso hay fresco en Albacete en agosto a media mañana. Fuman restos de colillas que otras personas abandonan por las prisas o el aburrimiento. Ellos son capaces de aprovechar los desechos de otra gente. A veces levantan la voz, a veces insultan al aire, hablan solas y vagabundean sin rumbo, pero sin alejarse de sus bares y rincones de influencia.

A veces los ves, a veces no los ves. Pueden aprovechar el cigarro que has tirado a medias, la tapa que no has comido o la mirada tibia del sol a media mañana en una esquina cualquiera de Albacete.

Entradas populares de este blog

Ladronzuelo, pequeño cuento de provincias

Bodas de oro

El lado bueno de las cosas en la Feria de Albacete