Para una persona con recursos limitados es complicado hacer un viaje en el tiempo, por más fotografías y Super8 que tenga, por más historias que sus abuelos y progenitores les hayan contado, resulta complicadísimo situarse en Valencia, un 6 de junio de 1963. Para mí es sencillo ir a San Google y mirar las fotografías de una época dorada doradísima donde chicos de 20 y 30 años se querían comer el mundo y sin duda se lo merendarían pocos años más tarde. Ese día, el 6 de junio de 1963 actuó en el Teatro Apolo de Valencia Juanita Reina, y puede que mi abuelo materno se quedara con las ganas de verla, pero no: él se desplazó desde un pueblo pequeño, mitad agrícola, mitad dedicado a la industria textil, a la boda de su hija única, su pequeña, su orgullo. Aquella monada morena y chiquita que se había convertido como por arte de magia en mujer y maestra, en los años en que una mujer podía coser, planchar, servir en una casa o esperar a los años 80. En Valencia esperaba aquel chico guapo, de